Neuromúsica - Cerebro, ciencia y arte

Neuromúsica - Cerebro, ciencia y arte

von: Jordi A. Jauset

Plataforma, 2024

ISBN: 9788410079397 , 288 Seiten

Format: ePUB

Kopierschutz: DRM

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Preis: 10,99 EUR

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Neuromúsica - Cerebro, ciencia y arte


 

Introducción


La verdadera ciencia enseña, por encima de todo, a dudar y a ser ignorante.

MIGUEL DE UNAMUNO

En pleno siglo XXI, la era del cerebro, nos encontramos con multitud de palabras que acuñan el término «neuro-», tales como neuroética, neuroarquitectura, neurofilosofía, neuroderechos, neurosexismo, neuroeducación, neuromedicina, neuromarketing y, también, neuromúsica.

Pero ¿qué es la neuromúsica? Si consultamos el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) veremos que es un término que aún no se ha incorporado y que, por tanto, no está oficialmente definido. Así, neuromúsica, una palabra formada por «neuro-» y «música», puede tener varias interpretaciones. La más genérica y común, y la que utilizo en esta obra, es aquella que la define como la «neurociencia de la música». Es decir, la disciplina que estudia y analiza todos aquellos procesos (vibratorios o mecánicos, fisiológicos y neuronales) que permiten experimentar la sensación sonora o musical a partir de determinadas vibraciones acústicas que estimulan al sistema auditivo y táctil. En otras palabras, podemos entender por neuromúsica la disciplina que analiza e investiga la interacción música-cerebro, cómo afecta a la actividad cerebral y sus consecuencias en las emociones, la cognición y la conducta.

Un conocimiento profundo de esta materia, por completo interdisciplinar, proporciona interesantes y deseables aplicaciones en una diversidad de ámbitos muy importantes, como la salud y la educación, pilares básicos de la sociedad, pero también en otros campos, como el deporte e, incluso, el marketing empresarial, para estimular e influir en las decisiones de compra del potencial consumidor.

Este campo de estudio requiere del dominio de una variedad de disciplinas, tales como acústica, física, biología, medicina, neurología, psicología, antropología, informática, psiquiatría, estadística, genética, ingeniería..., y estoy seguro de que algunas más. Explorar este ámbito de conocimiento contribuye a profundizar en nuestro propio conocimiento como seres humanos, en nuestro crecimiento personal, nos ayuda a comprender qué somos y cómo respondemos a determinados estímulos, que, en el caso de la música y de una manera muy sutil, nos afectan en toda nuestra integridad: física, corporal, mental, emocional, conductual, social y espiritual.

En ocasiones, el término neuromúsica también se utiliza para citar determinadas aplicaciones que permiten generar música a partir de la actividad eléctrica cerebral. Sin embargo, más allá de una definición del término en sí, lo que hace es describir una de sus múltiples e interesantes aplicaciones. Hoy en día, las técnicas Brain-Computer Interface (BCI) aprovechan las minúsculas corrientes eléctricas corticales para interactuar con sofisticados diseños de dispositivos electrónicos con el fin no solo de generar música, sino de aportar mejoras notables en la calidad de vida de las personas con daños medulares y graves problemas de movilidad, que pueden interactuar con equipos robóticos que facilitan en cierta medida determinadas labores puntuales y cotidianas, pero sumamente importantes dada la incapacidad que se padece.

Definido el término neuromúsica, el cual da sentido a la obra que tienes en estos momentos en las manos, quiero comentar la estructura del contenido que hallarás en los siguientes capítulos.

El objetivo de esta publicación es exponer, dentro de sus limitaciones, la potencialidad de la música, que va mucho más allá de ser un simple entretenimiento social. La música transforma, puede cambiar a la sociedad porque cambia a las personas, de forma similar a como lo hace la educación, que, según Nelson Mandela, «es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo». Es tanta la influencia de la música que no ha existido ni existe cultura sin música; siempre ha estado, está y estará presente, como arte, ciencia y cultura. Es imprescindible, por tanto, que esté adecuadamente integrada en la educación para conseguir esa transformación tan necesaria y deseada. ¿Qué poderosas y ocultas razones nos impulsan a acompañar los actos académicos, militares, religiosos, sociales o familiares con música? Deseo que encuentres tu propia respuesta a través de la atenta lectura de las páginas de esta obra.

Los avances tecnológicos y científicos de las últimas décadas dan fe y evidencian que la música puede ser una eficaz herramienta para mejorar la calidad de vida, para potenciar las capacidades cognitivas en niños y adultos y para propiciar esa citada transformación social. Sin embargo, no pretendas encontrar en esta obra fórmulas mágicas ni un recetario o farmacopea musical, pues no es eso lo que hallarás. La verdadera magia está en ti, en los cambios que te producen las frases y la dinámica musical, los ritmos, los acordes consonantes y disonantes, la voz... Solo tú puedes ser capaz de modular esta influencia, pues no es un proceso infalible ni automático; si no, seríamos simples autómatas, y creo que somos mucho más, aunque a veces nuestro comportamiento demuestre lo contrario.

Hace tan solo cincuenta años se desconocía la neurogénesis, es decir, la generación de nuevas neuronas en el cerebro humano, y tampoco se conocía la actividad cerebral que generaba la simple escucha de nuestras canciones predilectas durante unos pocos minutos, y todas las consecuencias que conlleva. Esos momentos reconfortantes, de bienestar y felicidad, suponen cambios importantes en la conectividad de cientos de millones de redes neuronales y en los niveles de neurotransmisores y hormonas que repercuten positivamente en nuestras emociones y en nuestro estado de ánimo, con sus correspondientes beneficios en nuestra salud mental.

Aunque esta influencia se ha experimentado desde hace siglos, hasta hace unas pocas décadas no existía una explicación científica convincente al respecto, la cual fue claramente propiciada por los avances de la tecnología biomédica de exploración cerebral, en consonancia con la elevada motivación de los investigadores, muchos de ellos músicos.

El libro se ha dividido en dos partes: la primera, relativa al conocimiento científico de la neuromúsica, es básica, pero rigurosa y, a la vez, divulgativa, dado que es una obra dirigida principalmente al gran público y no en concreto al mundo académico. Y, la segunda, está dedicada a exponer los beneficios que comportan las distintas actividades musicales, desde la escucha hasta la interpretación, sin olvidarnos del canto y de la danza.

Para comprender cómo actúa la música hay que indagar en su origen, o sea, en el conocimiento físico del sonido como vibración acústica, y es necesaria una descripción no exhaustiva, pero sí amplia, del órgano que lo entiende y lo experimenta, es decir, del cerebro, también denominado el órgano rey. Este es, pues, el objetivo de los dos primeros capítulos. En el tercero se describe el sistema auditivo y los mecanismos que intervienen en la percepción sonoro-musical, y una atenta lectura facilitará la comprensión de cómo se produce la sensación o la experiencia musical. Es posible que el lector no especializado se sorprenda de los complejos procesos que, en tiempos infinitesimales (centésimas de segundo), se suceden en un hecho tan cotidiano como es la simple escucha de la voz o de nuestra música preferida.

La segunda parte del libro se dedica a exponer los beneficios que se derivan de las distintas actividades musicales: la escucha musical, el canto, la interpretación instrumental y la danza. El primer capítulo de esta parte se centra en la música y, en los siguientes, se detallan las particularidades de cada una de las actividades musicales citadas.

El último apartado de cada uno de los capítulos, titulado «Investigaciones y curiosidades», expone estudios, experiencias o noticias aparecidas en los medios de comunicación relacionados con el tema tratado en cada capítulo. Con ello se pretende que la lectura sea más amena, a la vez que seguramente se darán respuestas a preguntas que en alguna ocasión nos hemos planteado, tales como «¿La música nos da la felicidad?», «¿Por qué nos gustan tanto las canciones de nuestra adolescencia?», «¿Oímos o escuchamos mientras dormimos?»...

Aunque es posible la lectura independiente de cada uno de los capítulos, en particular si el lector posee conocimientos de neurociencia, recomiendo la lectura secuencial, en el orden establecido, sobre todo para el lector neófito. Aun así, los capítulos de la segunda parte pueden leerse por separado, pero su comprensión será mayor con una lectura atenta y pausada de la primera parte de la obra.

Un conocimiento profundo sobre el cerebro es esencial para entender por qué el sonido o la música pueden afectarnos tan profundamente. En los últimos años se han desmitificado muchas creencias que hasta entonces se consideraban paracientíficas, dado que no existían evidencias científicas. Hoy, en cambio, con los avances tecnológicos en los equipos e instrumentos de medida, ya es posible visualizar los cambios a nivel neuronal, hemodinámico y bioquímico que se producen en el encéfalo a partir de los estímulos sonoros y musicales y, con su análisis, pueden desarrollarse aplicaciones que mejoren nuestras capacidades y reserva cognitivas, así como nuestro bienestar. En definitiva, pueden darnos una mejor calidad de vida.

Por ese motivo, considero que es clave tener un amplio...